SERMONES DE SAN BERNARDO DE CLARAVAL

Es de misericordia e imitable. Hemos visto ya iguales anuncios de sucesos terribles, precursores que avisan los futuros destinos, el cielo y la tierra juntos los han manifestado a nuestro nacionalidad y a nuestra gente

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Levante perfume es bueno para Jesucristo, pues Dios no desprecia el corazón quebrantado y humillado. La noble criatura se ve doblegada con este triple fracaso, no por gusto, aunque abriga una esperanza. Olvidad , pues, vuestro pueblo , doncella, y sed como otro Melquisedec, del cual no se cuenta padre tampoco madre ni linaje alguno. Empero lo haréis sin sustraer carencia de ello al Padre, o al Hijo, o al Ánima Santo, de modo que la distinción de personas no menoscabe la plenitud, ni la brillantez recaiga en detrimento de la propiedad. Los diversos nombres que se dan al mundo, nuestro pueblo, indican su maldad.

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Malas revelaciones del demonio. Sin ellos el alma humana no puede subsistir; aunque para algunos sean motivo de corona, y para otros de confusión. Desnuda os quiere Cristo, porque Él os quiere dotar, que tiene con qué. Llegóse en esto al ministro Talleyrand para quejarse de su mala fortuna, el cual le contestó con gran agudeza: "Ninguna maravilla me produce su fracaso. En aquel mismo fecha [ julio o agosto de ] había visto Carlos IV con particular contento los profesos de los niños pobres de San Idelfonso.

Publicado por Unknown en miércoles, enero 07, No hay comentarios: Mandar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Acompañar con Facebook Compartir en Pinterest. Renuévese, pues, nuestro corazón rechazando los deseos carnales y mundanos, para que lo llene el amor de Dios y el anhelo de la patria azul. Porque se esta acabando la religiosidad en el mundo, dicen; y no es exacto como veremos luego. La sangre de Abel derramada en la gleba daba clamores a la equidad divina, pidiendo venganza contra ángel que la derramó, mas la sangre de Cristo derramada en la tierra daba clamores a la misericordia divina, pidiendo amnistía. Digan los tales lo que Dios dijo a Esaías: Da voces.

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